Al deslumbrar el alba de ese glorioso enero con el triunfo de Fidel, sus barbudos y el pueblo cubano, fue sellado el compromiso de celebrarlo, siendo Iván un soldado permanente de esa celebración y de todas las causas cubanas, en gran parte de las cuales le acompañé desde que yo era un adolescente.
En el presente año 2023, cuando la salud del combatiente de siempre declinaba, tuvimos varios encuentros, de los cuales tres fueron en vida y el último el pasado lunes, cuando su alma abandonó su cuerpo, sembrado en tierra fértil para dar nacimiento al mito que nos acompañará por siempre.
El primer encuentro fue en la Embajada de Cuba para celebrar un nuevo aniversario de la revolución cubana, las fotos del día muestran cómo entre tantos compañeros Iván y yo tuvimos la mayor cercanía para celebrar la epopeya, hablar de la salud, la familia, el país, la lucha y política.
El segundo fue en Patria para todos, partido del cual era Secretario General; visité el partido en busca del querido camarada Nelson Nina y allí me confundí en saludos y abrazos con los viejos y firmes camaradas.
Como siempre Iván me distinguió, nos acercamos y con voz potente me preguntó ¿Viniste a inscribirte al partido? ¿Vas a ser nuestro candidato en Barahona?
Intercambiamos y le expliqué mi decisión y l de mi familia de no ser candidato y el nos comprendió.
El tercero fue en el Colegio Médico Dominico, en la puesta en circulación de un libro sobre su vida, titulado: Iván Rodríguez Pilier, testimonios de una vida dedicada a la revolución, sobre ese acto escribí lo que yo vi.
El cuarto y último encuentro fue el pasado martes 7 de noviembre, 2023, de cara a la conmemoración del 60 aniversario de la guerrilla de Manolo y el 14 de Junio, en la cual participó Iván Rodríguez, logrando sobrevivir milagrosamente junto a unos pocos.
Viajaba hacia Barahona con mi hija Indira cuando el camarada Yovani Reyes me informaba que acababa de morir el camarada Iban, mis ojos se humedecieron y comenté con mi hija que tenía que regresar a Santo Domingo a mi último encuentro con Iván Rodríguez.
Llegamos a Barahona y me reuní con Yobani y Nestor, subimos a estrados a la audiencia que celebraba el Tribunal Colegiado a parte de los autores de dar muerte al joven Abel, hijo de Nestor, le dije a los jueces que mi alma no estaba ahí, no estaba en condiciones de conocer la audiencia por la muerte de Iván Rodríguez debía regresar a la capital a su funeral, suspendiéndose la audiencia.
Néstor y yo cogimos una bola con el buen amigo Miguel Pérez y llegamos a Santo Domingo, fuimos al velatorio antes de que expusieran el cuerpo, intercambiando con el Dr. Nina (Pacholi), Dr. Yuli y muchos camaradas más que estaban en la funeraria.
Al llegar el carrito con el cuerpo de Iván nos acercamos, le vimos inerte, lloramos junto a los demás camaradas, abrasamos a su viuda y compañera de toda la vida, Doña Mirian, consolamos a su hijo Jorge Iván que se aferraba al ataúd y a su cuerpo, llorando desconsolado.
Regresamos a Barahona con los ojos humedecidos, acompañados por el cielo que también lloraba para humedecer y fertilizar la tierra que recibía el cuerpo de Iván, como muestra de que sus ideas y ejemplo renacen cada día y que tarde o temprano y más temprano que tarde servirán para liberar la patria y redimir los pobres por los que siempre luchó Iván.
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